
Bebo el vacío del vino hasta anestesiarme.
No sé cuantos fuegos latieron mientras todo se hizo ladrillo.
Muro en mis rodillas desamparadas.
Tus manos fueron más rápidas que mi vientre.
Chupaste mi penumbra y huiste de mi frío.
Entiendo.
Es demasiado tarde para tener un sueño.
Mis caminos se perdieron en alguna ruta
y es tan lejano el olvido
que por momentos patino sobre él
(sin piel)
8 comentarios:
ella
se empacha
llena la ausencia
de
infinitas
cantidades
de
nada
ebria de hastasprontos imposibles
se empacha
ella
Qué bueno, qué bueno!!!
Claudio, gracias! Qué bueno también que te gusten mis textos.
;(perdón pero no encuentro los signos de tu seudónimo)gracias por tu poema, me gustó, yo repensaría la palabra "empacha", no sé... me hace ruido dentro de ese poema. Me gusta "ebria de hastaprontos" (sacaría el imposibles así tiene más fuerza la imagen) Soy terrible, me cuesta dejar la "maestrita" de ladó. Saludos. Gracias por dejar tus huellas.
uy, me quedó ladó en vez de lado.
Sos genial!
Gracias Mary, pero un poquito exajerada.
Luego de los paréntesis, la mueca. Me voy a pensar en las rutas, en esas amigas de la novia (blanca y radiante) que vuelven a casa sin tacos ni anillo. ¿Bastará el enorme saco para esos breves hombros?
Tálamo e hipotálamo: la pregunta me gusta. La verdad, no sé si el enorme saco puede llegar a cubrir los breves hombros. A veces el frío interno es tan hondo...
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